No me gusta comparar situaciones con montañas rusas, porque nunca sabes qué puede pasar. La última vez que lo hice fue durante una cena con amigos para hablar de la montaña rusa emocional en la que me encontraba en aquel momento, y sin saber muy bien cómo, acabé a 1.300 kilómetros de allí montado en una montaña rusa muy poco metafórica y muy real. Pero es la imagen que me viene a la cabeza cuando pienso en mi 2024, ya que ha sido un año de subidas y bajadas, que ha pasado muy rápido y ha estado lleno de giros inesperados.
Por ejemplo: hace un año, cuando escribía una carta como la de hoy hablando de las obras de ficción que me acompañaron durante 2023, no me podía imaginar que la serie de televisión que más me iba a gustar en 2024 sería una serie de animación, con episodios de apenas cinco minutos y en blanco y negro.
Si tú también has visto Samuel es muy probable que te haya pasado como a mí. Esta ficción creada, escrita, animada y (en su versión original francesa) locutada por Émilie Tronche es una pequeña joya televisiva que no debería pasar desapercibida. Apenas una veintena de breves episodios que exploran la transición de la infancia a la adolescencia, contada a través del diario del niño de 11 años que da título a la serie. Prácticamente un cómic en movimiento en el que su autora demuestra un ojo y un oído increíbles para retratar ese periodo vital, y de la mejor forma posible: con mucha honestidad, mucha sensibilidad y un fabuloso sentido del humor. Si no has visto la serie, puedes hacerlo gratuitamente en RTVE Play. Y si ya la has visto, te recomiendo que no te pierdas este vídeo en el que Émilie Tronche muestra la parte más graciosa del proceso creativo de Samuel: cuando se grabó para utilizarse a ella misma como referencia para dibujar algunos planos de la serie.
Otra de las series de televisión que más me han gustado este año ha sido Kevin Can F**k Himself, creada por Valerie Armstrong y protagonizada por Annie Murphy y Eric Petersen. Son dos temporadas estrenadas entre 2021 y 2022 con una de esas premisas que te venden una serie, o a mí por lo menos: se trata de la historia de una mujer atrapada en su matrimonio en la que las escenas que ella comparte con su abusivo y manipulador marido están planteadas como si fueran una sitcom y el resto como si fueran un drama. Casi se podría decir que el término «comedia dramática» se hubiera inventado para esta serie, porque la forma en la que la historia transita de un formato televisivo al otro consigue que la parte con risas enlatadas provoque auténtico terror. Lo más interesante de su planteamiento es que, aisladas del resto, las escenas que comparten sus dos protagonistas podrían pasar como las de una sitcom clásica, convirtiendo la serie prácticamente en un ensayo sobre las relaciones y su representación televisiva. Muy recomendable.
2024 lo recordaré también por ser el año en que por fin saldé un par de deudas pendientes. De forma simultánea, durante los meses veraniegos, comencé y terminé Halt and Catch Fire y Mr. Robot, una sesión doble cuyo principal nexo es la incidencia de la tecnología en nuestras vidas. De la primera me gustó mucho la construcción y evolución de sus personajes vinculada al desarrollo tecnológico del periodo que abarca la serie; de la segunda, que más allá de un juguetón tecno-thriller, termina convirtiéndose en un ejercicio posmodernista y metanarrativo de primer nivel, con una última temporada espectacular. Después de maratonear y alternar una serie con la otra, ahora casi me siento capacitado para montar una empresa tecnológica desde cero para luego hackearla y destruirla por completo.
Gracias al diario que mantengo al día en Serializd con las series que voy viendo, sé que 2024 ha sido también el año en el que disfruté con Nos vemos en otra vida, Querer, Esto no es Suecia o Celeste (tremendo póker de ases de la ficción televisiva española reciente), el año en el que volví a Fargo (su quinta temporada es sensacional, autoconclusiva, y como el resto de la serie, se puede ver sin necesidad de haber visto sus temporadas anteriores o la película original) y el año en el que por mi televisión pasaron dos series que, cada una a su manera, arriesgaron en formato y mezcla de tonos para ofrecer dos historias en las que nunca sabía qué esperar: me refiero a The Curse y Sugar. Por destacar unas cuantas series más, para mí 2024 ha sido también el año de Shatter Belt (cuatro historias de ciencia ficción escritas por el director de mi muy querida Coherence), de Cómo cazar a un monstruo y Medina: El estafador de famosos (dos documentales, el primero un true crime sobre un pedófilo en libertad que en muchos sentidos es ver para creer; el segundo una comedia metanarrativa que, sin dejar de lado de la investigación que utiliza de punto de partida, habla también con mucho ingenio de la representación de la realidad de este tipo de formatos) y de Agatha All Along (lo más interesante y disfrutable que ha producido Marvel para cine o televisión desde WandaVision, firmada por su misma creadora y con un temazo que ha sonado mucho en mis auriculares).
Entre medias de todo esto cayó en mis manos una novela de Taylor Jenkins Reid a la que le tenía echado el ojo desde hace tiempo: un viaje del héroe en el mundo de la música al estilo de películas como Almost Famous que ha terminado formando parte de mi trío de productos culturales favorito de este año.
Estoy hablando de Daisy Jones & The Six, una novela con formato de historia oral que cuenta la génesis, auge y caída de un grupo ficticio de los años 70 inspirado en bandas de la época como Fleetwood Mac. El libro dio pie a una adaptación televisiva que cambia y suaviza algunos detalles que en la novela me parecieron menos convencionales, subrayando lo que es en esencia: la historia de amor entre Daisy Jones y Billy Dunne, el dúo de cantantes protagonista de esta historia. La serie, en cualquier caso, me pareció tan disfrutable como la novela, pero si me acerqué a ella fue sobre todo guiado por la curiosidad de escuchar las canciones que estuve imaginando mientras leía el libro. Todas ellas conforman un disco que, si bien no supera a sus equivalentes no ficticios, cumple su propósito y termina siendo muy pegadizo. Pocas cosas me gustan más que cuando la ficción emerge a la realidad, así que me encantó este juego entre libro, serie y disco. Me gustó mucho imaginar a Taylor Jenkins Reid en su casa, escribiendo la historia de Billy y Daisy sin saber no solo que la novela terminaría siendo un éxito, sino que tendría una segunda vida como serie de televisión y una tercera como álbum cantado por los actores que darían vida a sus personajes.
Entre mis lecturas de este año hay otras dos novelas que quiero incluir en este repaso. Una es de un autor al que no había leído hasta ahora, la otra de un escritor que ya conocerás si llevas tiempo suscrito a esta newsletter. Las dos son de terror.
A la novela de Paul Tremblay llegué tras ver que aparecía en varios listados de novelas de terror contemporáneas que recomendaba gente de la que me suelo fiar, y fue buena idea: se trata de una historia que juega con la figura del narrador sospechoso para construir un relato de posesión demoníaca que se cuece a fuego lento, y que cuando por fin termina de explotar, convierte Una cabeza llena de fantasmas en una historia que he decidido guardar en mi memoria muy cerca de Ghostwatch. Si me conoces, sabrás que ese es un lugar de honor.
La novela de Grady Hendrix me la reservé como lectura veraniega por mantener ya la tradición (en 2023 fue cuando leí su Grupo de apoyo para final girls, y en 2022 le tocó el turno a El exorcismo de mi mejor amiga y a Guía del club de lectura para matar vampiros). Cómo vender una casa encantada mantiene la esencia del estilo de Hendrix: una buena premisa, escenas genuinamente terroríficas, momentos inesperadamente cómicos y personajes muy bien escritos. En esta ocasión, si tuviera que destacar algo de ella sería la relación entre Louise y Mark, la pareja de hermanos protagonistas condenada a entenderse tras la muerte de sus padres.
A Grady Hendrix tuve la suerte de verle presentando la novela en Madrid, momento que aprovechó para dar una divertidísima masterclass (¡en español!) sobre fantasmas y sus intereses inmobiliarios. 2024 ha sido también el año en el que vi en directo a Nick Cave, Taylor Swift y Ojete Calor (¡por separado!), pero si me tengo que quedar con un show, sería al que asistí aprovechando un viaje a Londres.
Stranger Things: The First Shadow es un espectáculo teatral que ahora mismo se está representando en Londres y Nueva York. La historia que cuenta transcurre en 1959 y es una precuela de la serie, con los personajes adultos en su juventud y con Henry Creel de claro protagonista. Un show que amplía la mitología de Stranger Things con detalles que seguro tendrán su eco en la quinta temporada de la serie, pero que a su vez lo puede disfrutar cualquiera. Su tráiler no engaña: es un espectáculo increíble. Como ver un carísimo truco de magia durante casi tres horas.
Pero voy a dejar a un lado los shows a los que te resulte difícil acceder por cuestiones espacio-temporales para volver con otras cosas que me han gustado mucho este año y que tienes muy cerca, a un clic:
Este vídeo ha sido mi pieza humorística (y surrealista) favorita de 2024, una locura de sketch que no para de crecer a lo largo de sus (ni tan siquiera) tres minutos de duración. El colectivo que lo protagoniza se llama Tiny Idea y su canal de TikTok es una fuente de piezas humorísticas de primer nivel.
¿Qué es exactamente lo que hace We Love You? ¿Una serie de vídeos motivacionales? ¿Una parodia de ese tipo de vídeos? ¿Un resurgimiento de la filosofía new age? Llevo un año viéndoles y no he conseguido descubrirlo porque la línea por la que caminan es muy fina, pero realmente me da igual: lo único que sé es que se han convertido en un pequeño lugar feliz.
También me han gustado mucho los extraños vídeos oníricos que está produciendo La Corte, breves piezas de cinco minutos con figuras emergentes de la cultura hablando de sus sueños a lo largo de (aquí voy a citarles) una sobremesa exquisita. Puedes empezar por el de Mariang o saltar directamente al de Óscar Casas, seguramente la mejor postal navideña de 2024.
Voy terminando ya. Algunos de mis cómics favoritos de este año:
Los tres de arriba para adultos, los tres de abajo para no tan adultos. En el primer bloque también podría haber incluido ¡García! 5 de Santiago García y Luis Bustos, Nocturnos de Laura Pérez, Well, This Is Me de Asher Perlman, Fortaleza volante de Miguel Vila y Lorenzo Palloni o They Live In Me de Jesse Jacobs.
Y mis diez películas favoritas de 2024:
En la versión ampliada de este listado he incluido también otras como La casa de Álex Montoya (adaptación del cómic de Paco Roca), El sucesor de Xavier Legrand (mi thriller favorito de este año), Mars Express de Jérémie Périn (una película de animación que es, sin ninguna duda, la mejor película de ciencia ficción que he visto en mucho tiempo), In a Violent Nature de Chris Nash (que no me gustó tanto como podía esperar teniendo en cuenta su premisa, pero la incluyo ahí para no olvidarme de lo terrorífico que fue verla con un espectador que no dejó de reírse de forma histérica de principio a fin) o Testament de Lynne Littman (una película de 1983 absolutamente devastadora sobre las consecuencias de la detonación de una bomba nuclear cerca de un pequeño pueblo californiano). Y se quedaron a punto de entrar en el listado Yannick de Quentin Dupieux, Trap de M. Night Shyamalan, The Artifice Girl de Franklin Ritch y Emilia Pérez de Jacques Audiard.
Como pasa con el resto de obras de las que he hablado en esta carta, no todo son producciones estrenadas o publicadas en 2024, sino cosas que he visto o leído a lo largo de los últimos doce meses. Faltan muchas películas, series, cómics y libros de este año que estoy seguro que podrían haber aparecido aquí también, y que espero recuperar en los próximos meses. Si has llegado hasta aquí, ojalá haberte descubierto algo que te pueda gustar y no conocieras hasta hace un momento.
Y antes de despedirme, déjame que te hable un poquito de mí.
2024 ha sido también el año en el que publiqué un par de cómics (uno en España, otro en Francia) y estrené la segunda temporada de uno de mis podcasts, la versión en inglés de la primera temporada de ese mismo podcast y la adaptación televisiva de un podcast que estrené en 2021. ¿Puedo decir más veces la palabra podcast en este párrafo? Pues sí, porque los dos cómics son en realidad un spin-off de otro podcast. Me habría gustado pasarme por tu buzón para hablarte de todo esto con calma, pero este año me ha faltado tiempo para sacar adelante todo lo que me habría gustado (en efecto: te estoy mirando a ti, tercera temporada de Biotopía).
Lo que sí conseguí fue escribir y dirigir con Carmen Pacheco la que, tras Santuario y Blum, será nuestra tercera audioserie: Místicas. ¿Te acuerdas de la montaña rusa de la que hablaba al comienzo de esta carta? Pues uno de sus picos más altos y emocionantes ha sido (está siendo) este proyecto. En febrero podrás escucharlo.
Si no he roto nada, esta es la primera carta que te habrá llegado desde Substack. Mudé la newsletter aquí hace unos días, y ahora el archivo es más accesible y tiene mejor aspecto. Esperó sumar alguna carta más durante los próximos doce meses, lo cual será muy buena señal porque querrá decir que 2025 me habrá dejado algo más de tiempo libre que los últimos doce meses. Mientras tanto, donde me podrás encontrar seguro es en Bluesky e Instagram. ¡Feliz año!
Samuel. Es ver una imagen de esa serie y dar automáticamente “me gusta”. Da igual lo que venga después. Si mencionas a Samuel eres buena persona. A mí con eso me vale.
tomando apuntes ✍🏻