✉️ #9 ❤️ 2023
Voy a comenzar la última carta de este año recomendándote algo que también podría estar recomendándote mi hijo. Es una serie que descubrió él y que, según me dijo anoche, se encuentra en su top 3 de cosas que más le han gustado de todas las que ha visto en una pantalla en toda su vida. Ojo con eso. Por si tienes curiosidad: en lo más alto de ese top está la película de Five Nights at Freddy's, seguida por Stranger Things y por último la serie en cuestión: Skibidi Toilet.
No la busques en Netflix, HBO, Disney+ o ninguna plataforma de este tipo: Skibidi Toilet es una webserie que puedes ver en YouTube, concretamente en el canal de DaFuq!?Boom!. Es una serie de vídeos de entre uno y tres minutos con un total de sesenta y nueve entregas en el momento de escribir esto, muchas de ellas divididas en varias partes. Su creador es Alexey Gerasimov, tiene 25 años y lleva bastante tiempo publicando animaciones con una estética que remite a la de los videojuegos de la época de Half-Life. El primer vídeo de Skibidi Toilet nació como un meme y Alexey ha ido construyendo la historia de su serie más popular a partir de ahí, hasta convertirla en una epopeya de ciencia ficción ultraviolenta con dos bandos enfrentados en una guerra que vemos siempre en plano subjetivo. Pero Skibidi Toilet es mucho más que eso, como creo que resume muy bien este artículo. En nuestra casa, es la serie que ha conseguido que dejemos de hacer cualquier cosa que estemos haciendo cada vez que se estrena un nuevo episodio.
Otra serie nacida en internet este año que he seguido diariamente se ha publicado en formato de hilo de Twitter. Se trata de Tiny Sci-Fi Stories, cuyo mejor resumen es el texto que se puede leer en muchos de los tuits de su larguísimo hilo: «In 2023, I'm creating an illustrated tiny sci-fi story every day». Y así ha sido. El resultado, más de trescientas breves historias en las que hay de todo, desde las más obvias a las más ingeniosas, algunas marcadamente humorísticas y otras más poéticas. Muchas de ellas son un estupendo punto de partida para el desarrollo de historias mucho más largas. Algunas de mis favoritas:
Otra de mis lecturas favoritas de este año la firma Ruben Östlund, con cuya filmografía estuve obsesionado hace algún tiempo y a quien sigo la pista desde entonces. Tampoco es difícil: en los últimos años ha ganado un par de Palmas de Oro en Cannes. Yo lo descubrí cuando estrenó Fuerza mayor, y tuve la suerte de que aquel estreno coincidiera con un ciclo que le dedicaron en La Casa Encendida donde proyectaron toda su obra (tanto largos como cortos) que aproveché para devorar entera. Este verano no dudé en hacerme con este pack en cuanto descubrí su existencia. Junto a toda su filmografía hasta el momento incluye también este juego de cartas:
Su funcionamiento es sencillo: por turnos, cada jugador coge una carta del mazo, lee en alto la situación que plantea y todos los jugadores han de decidir qué jugador sería el más propenso a protagonizar una situación así. No he llegado a jugarlo todavía porque, después de leer todas las situaciones, tampoco quiero crear ningún cisma entre mis amistades. Algunas son escenas que ya aparecen en la filmografía de Östlund, y el resto (la mayoría) podrían formar parte de cualquiera de sus películas. Algunos ejemplos:
La persona que va delante de ti en un vuelo ha muerto repentinamente, pero su asiento está totalmente reclinado. ¿Quién pediría a la pareja de la persona fallecida que vuelva a poner su asiento en posición?
Tras un percance técnico, te despiertas en un vuelo espacial a un planeta lejano. Todos los demás pasajeros están congelados criogénicamente. ¿Quién despertaría a la persona más atractiva que encuentre en lugar de a su pareja de toda la vida?
¿Quién es el más propenso a utilizar una inteligencia artificial para escribir un mensaje de ruptura?
Una nueva y mortal pandemia asola el mundo. Se descubre rápidamente una vacuna 100% eficaz, pero la mitad de las personas sufren un efecto secundario que les hace perder el pelo. ¿Quién rechaza la vacuna?
Uno de vosotros ya ha jugado a este juego en otra ocasión, y sabiendo que una de las cartas será sin duda para él, la ha quitado del mazo en secreto. ¿Quién es el culpable?
2023 ha sido también el año en el que ha dado comienzo la Biblioteca Marvel publicada por Panini en la que se están recopilando los primeros años de las principales cabeceras de La Casa de las Ideas, un apodo que Marvel se ganó a pulso con todos estos cómics. Es realmente abrumador comprobar (una vez más, porque no es la primera vez que me acerco a todo este material) la cantidad de ideas, personajes, situaciones, diseños y mitología propia que sus autores desarrollaron en un periodo muy corto de tiempo. Releer o leer por primera vez estos cómics, ahora agrupados en tomos de 160 páginas, tiene también el aliciente de asistir a los primeros pasos de personajes que setenta años después continúan instalados en la primera línea de la cultura popular.
Me gusta mucho también el diseño de la colección, adaptando al español las portadas originales de cada serie y ofreciendo, aparte de algunos extras, una cronología que te sitúa cada tomo en su contexto, señalando qué otros cómics salieron a la venta en el momento de su publicación original o con qué hitos sociales y culturales compartieron época. Pero por encima de todo, si estoy disfrutando estos cómics es porque son divertidísimos. Un ejemplo: durante la primera aparición del Hombre de Arena en The Amazing Spider-Man #4, el malvadísimo Flint Marko decide que la mejor forma de escapar de la policía es esconderse en un instituto porque no cree que vayan a buscarle allí... y ya que está en un instituto, tras cruzarse con su director y recordar que nunca consiguió un diploma, decide (insisto: está en mitad de una huida de la policía) remediarlo a la fuerza.
Siguiendo con los superhéroes, y concretamente con el amistoso hombre araña, en el tramo final de este año he dedicado un buen montón de horas a combatir criminales, balancearme por las calles de Manhattan y cruzarme con algunos bugs de la muy disfrutable saga de videojuegos de Spiderman, aunque si tengo que elegir como favorito uno de todos los que he podido jugar este año, ese sería sin duda The Stanley Parable.
Lo descubrí el año pasado gracias a este comentario que propició, a su vez, un comentario mío sobre Severance, serie con la que comparte muchas cosas. El juego es anterior a la serie de Dan Erickson, Ben Stiller y Adam Scott. De hecho, en 2022 salió a la venta una edición Ultra Deluxe once años después de su publicación original que es la que jugué a comienzos de este año. En The Stanley Parable manejas a un oficinista que, guiado por la carismática voz de un narrador, sale un día de su cubículo descubriendo que su oficina está vacía. En el juego no hay combates ni monstruos, sino una pesadilla de espacios liminales, decisiones metanarrativas y una maravillosa autoconsciencia de la que se hace partícipe al jugador en todo momento y da sentido a la experiencia. Solo su tráiler ya es una pequeña joya.
Otra ficción con la que he disfrutado mucho es Midnight Burger, una comedia de ciencia ficción que ya tenía fichada desde hace tiempo pero no he empezado a escuchar hasta hace poco.
Es la historia de un restaurante tipo diner americano que viaja a través del tiempo y el espacio. Cada día, el restaurante aparece en algún lugar del cosmos junto con su personal: un vagabundo galáctico, una física teórica desencantada, una antigua radio sensible, un tipo llamado Caspar y Gloria, quien llega al Midnight Burger en su primer episodio buscando trabajo de camarera y acaba convirtiéndose en compañera de aventuras de toda esta gente muy a su pesar. Nadie sabe quién construyó el Midnight Burger ni cómo funciona, pero cuando aparece, siempre hay alguien cerca a quien le vendría bien una taza de café. Tan solo he podido escuchar sus primeros episodios porque este año apenas he tenido tiempo ni ocasión de escuchar podcasts, pero es una ficción que me atrapó desde sus primeros minutos y que estoy seguro de que me tiene reservados muchos minutos de diversión.
De lo que sí he tenido tiempo este año es de ver más películas que el año pasado. Si tienes curiosidad, las veinte películas (y cortometrajes) que más me han gustado de todo lo que he visto este año están en esta lista de Letterboxd. 2023 ha sido también el año en el que, aprovechando que ambas estrenaron su cuarta y última temporada, me decidí por fin a ver Succession y Barry, que me han dado algunas de mis horas favoritas delante de la televisión. Poker Face, Mrs. Davis, La Mesías y Déjate ver son otras cuatro series estrenadas en 2023 con las que he disfrutado mucho también.
En esta carta me podría haber extendido hablando de todo esto, de algunas de mis lecturas favoritas (Monica de Daniel Clowes, Planeta de Ana Oncina, La anomalía de Hervé Le Teller, Patos de Kate Beaton, Rotunda de Canela Sierra, El mar de la tranquilidad de Emily St. John Mandel) o de la película y la novela que estrenaron y publicaron dos de mis mejores amigos y que, si me sigues por redes, ya me habrás visto recomendar en más de una ocasión este año, pero he preferido escribir sobre obras de las que (en su mayoría) seguramente no habrás oído hablar ni aparecen en los listados que resumen lo mejor del año porque creo que es el tipo de recomendaciones que le habría gustado leer a Hemato.
El Hematocrítico fue un súper escritor, un súper maestro, un súper tuitero y, entre otros muchos de sus superpoderes, un súper recomendador. Es por eso que cuando me he sentado a escribir esta carta no he podido dejar de pensar en él, porque de entre las miles de cosas que hablamos desde que comenzamos a preparar juntos su primer libro y nos hicimos buenos amigos (el único tipo de amistad que te sabía ofrecer en cuanto le conocías un poco), le tengo un cariño muy especial a todas las veces que me escribía para compartirme algo que acababa de descubrir y estaba seguro de que me iba a gustar. Porque Hemato era un lover, un entusiasta, y de todas las lecciones que nos ha dejado, compartir lo que te hace feliz para tratar de provocar esa misma felicidad en otros me parece el mejor lenguaje posible. Así que ojalá haya conseguido descubrirte con esta carta algo que no conocías y haya servido para hacerte un poco más feliz este último día del año.
Termino por hoy. No sé cuándo volveré a escribirte, pero es probable que no sea hasta bien entrado el año. Como siempre, si has leído hasta aquí sin estar suscrito y te gustaría recibir cartas como esta en tu correo, puedes apuntarte desde aquí. Y si quieres compartir esta carta en tus redes sociales, aquí te dejo este enlace. ¡Feliz año nuevo!